Mi primer cuadro.

Desde hace un tiempo estoy bastante ocupada y con poco tiempo para hacer lo que me gusta, esto quizás explica mis ausencias. Espero dentro de muy poco volver a la normalidad y visitaros con regularidad.

Quiero agradeceros a tod@s vuestros amables y cariñosos comentarios aunque a veces no pueda contestar, gracias por estar ahí.

Igualmente quiero daros las gracias a todas las que habéis visitado el blog de mi amiga Manoli, le habéis llenado de felicidad y a mí de alegría.

Aunque actualmente no dispongo de mucho tiempo, he intentado no abandonar el blog, aunque escriba menos, y la pintura.

He estado bastante tiempo sin pintar y cuando he vuelto a coger los pinceles me notaba torpe e insegura, por eso en los pequeños ratos libres he intentado coger de nuevo algo de soltura y este ha sido el resultado.

Cuando comené me desanimé un poco y tras hacer las cenefas que os mostré, decidí empezar un proyecto nuevo. Excaseaban las ideas y surgió este frutero.

Tiene numerosos fallos y en realidad no me gustaba mucho como había quedado. Decidí intentar cambiarle algo, principalmente no me acababa de convencer el tablón astillado sobre el que el frutero y el gajo de mandarina se apoyan. Lo dejé en la mesa donde suelo pintar.

Esa misma tarde mis padres me sorprendieron mientras intentaba trabajar entre mis pinceles y descubrieron el frutero. No sé bien por qué razón a mi padre le gustó y comenzó a convencerme para que no le cambiara nada y lo enmarcara. Creo que mi padre, que me conoce bien, quiso animarme para que siguiera adelante mostrándose muy entusiasmado.

Al día siguiente lo llevé para que lo enmarcaran y cuando estuvo terminado se lo regalé a mi padre...os podéis imaginar su reacción. Casi inmediatamente selecionó el lugar donde quería ponerlo. Hoy luce en su hogar, justo enfrente de su rincón de lectura preferido.